lunes, 20 de junio de 2011

Rutina...¿quién dijo que era malo caer en ella?

Había escrito hace 15 minutos un artículo relacionado con los bienes de primera necesidad para papás inexpertos, pero al final lo he borrado todo y me decanto por un artículo algo más didáctico y controvertido: las rutinas en los bebés/niños.

Quiero comenzar el artículo con dos preguntas sin respuesta:

1. Mi hija tiene 14 meses, ¿sigue siendo un bebé o ya se la puede considerar una niña? La veo pelín cabrona ya como para seguir considerándola un bebé...

2. Las rutinas me han gustado desde siempre, ¿por qué tienen tan mala fama?

A lo que vamos, desde hace varios meses vengo escuhando un par de teorías acerca de las rutinas y creo interesante darles una vuelta.

- Existe una corriente partidaria de dejar crecer a los hijos conforme a lo que la "naturaleza" les pide en cada momento: si no tienen hambre nos les obligo a comer hasta que me lo pidan, si no tienen sueño les dejo que lo cojan cuando estén cansados, suelen estar en contra de parques/rediles que no les permita expresar toda su creatividad y de esa manera vean limitada su capacidad de aprender...

- Por otro lado están aquellos que marcan a sus hijos unas rutinas bastante rígidas en cuanto a horarios, comidas, sueño...

Siempre había pensado que en la combinación de ambas encontraría el punto justo de libertad y control, sin embargo van pasando los meses (14 con mi jefa Anita) y me doy cuenta que me acerco mucho más al segundo modelo que al primero. Cuando Ana, su mamá y yo rompemos la rutina (marchándonos de fin de semana, en vacaciones, o simplemente saliendo con la niña de paseo hasta bien entrada la noche...) y los horarios, costumbres y entorno se modifican, su estado anímico, sus reacciones y su paciencia se ven alterados creciendo el descontrol a medida que pasan las horas. En definitiva, Ana quiere regresar a la seguridad del día a día: desayuno, paseo por el parque o por el campo, siesta, comida, jugar con papá y mamá, siesta, merienda, paseo de nuevo por el parque, baño, cena y al sobre...
puede parecer anodino, pero a nosotros nos funciona y Ana se desenvuelve con mayor confianza y seguridad en esa rutina/entorno.

Ayer regresamos de un fin de semana muy movido para Ana, y por tanto, también para nosotros... hoy los tres pedimos a gritos silenciosos un parón donde la cotidianidad campe a sus anchas por nuestras vidas. Se trata de un lenguaje imperceptible, carente de palabras, pero lleno de gestos y significado. La bandera blanca ondea orgullosa sobre nuestras almas y el viento de la rutina la agita sin apenas hacer ruido...

7 comentarios:

  1. Yo creo que los niños necesitan que les proporcionemos cierta rutina en los horarios de comida y aseo, pero supongo que como en todo cada niño es un mundo e igual lo que a uno le va bien, como a tu hija, a otro le supone un límite exagerado. Lo bueno para vosotros es que ya sabéis lo que es mejor para Ana.

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  2. 1. Me temo que ya es una niña, y si no ya me dirás cuando conozcamos a Paula (bienvenida Pau).

    2. Pues porque mola decir que no paras de hacer cosas diferentes (más que nada para rellenar el facebook,jeje). Bueno, en serio... es cuestión de gustos, pero a mi me encanta nuestra nueva vida "rutinaria".

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  3. Mientras siga la rutina, niña; cuando imponga la suya, mujer.

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  4. Veo que Ana os quiere educar, y lo va a conseguir mejor que nosotros.
    Seguro que recordarás en las vacaciones de verano lo que nos costaba tener dos horas al día de rutina. De 10 a 11, deberes; y de 16 a 17, siesta. Sabíamos que cada 10 minutos de esas dos horas surgían tus comentarios: "me aburro... cuánto tiempo falta...."
    Pero ahora desde la distancia lo añoro...
    !Cuánto se cambia!

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  5. rutina!!! sí, por favor! es necesaria! si nos la saltamos, bienvenido el caos! Y yo tengo 2!
    Por otro lado, con 14 meses ya una niña???? No me digas eso que me pongo a llorar, yo quisiera tenerlos siempre de bebés!!!

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  6. Mucha rutina, mucha rutina y luego por un furancho la rompes sin el más mínimo rubor.

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