Había escrito hace 15 minutos un artículo relacionado con los bienes de primera necesidad para papás inexpertos, pero al final lo he borrado todo y me decanto por un artículo algo más didáctico y controvertido: las rutinas en los bebés/niños.
Quiero comenzar el artículo con dos preguntas sin respuesta:
1. Mi hija tiene 14 meses, ¿sigue siendo un bebé o ya se la puede considerar una niña? La veo pelín cabrona ya como para seguir considerándola un bebé...
2. Las rutinas me han gustado desde siempre, ¿por qué tienen tan mala fama?
A lo que vamos, desde hace varios meses vengo escuhando un par de teorías acerca de las rutinas y creo interesante darles una vuelta.
- Existe una corriente partidaria de dejar crecer a los hijos conforme a lo que la "naturaleza" les pide en cada momento: si no tienen hambre nos les obligo a comer hasta que me lo pidan, si no tienen sueño les dejo que lo cojan cuando estén cansados, suelen estar en contra de parques/rediles que no les permita expresar toda su creatividad y de esa manera vean limitada su capacidad de aprender...
- Por otro lado están aquellos que marcan a sus hijos unas rutinas bastante rígidas en cuanto a horarios, comidas, sueño...
Siempre había pensado que en la combinación de ambas encontraría el punto justo de libertad y control, sin embargo van pasando los meses (14 con mi jefa Anita) y me doy cuenta que me acerco mucho más al segundo modelo que al primero. Cuando Ana, su mamá y yo rompemos la rutina (marchándonos de fin de semana, en vacaciones, o simplemente saliendo con la niña de paseo hasta bien entrada la noche...) y los horarios, costumbres y entorno se modifican, su estado anímico, sus reacciones y su paciencia se ven alterados creciendo el descontrol a medida que pasan las horas. En definitiva, Ana quiere regresar a la seguridad del día a día: desayuno, paseo por el parque o por el campo, siesta, comida, jugar con papá y mamá, siesta, merienda, paseo de nuevo por el parque, baño, cena y al sobre...
puede parecer anodino, pero a nosotros nos funciona y Ana se desenvuelve con mayor confianza y seguridad en esa rutina/entorno.
Ayer regresamos de un fin de semana muy movido para Ana, y por tanto, también para nosotros... hoy los tres pedimos a gritos silenciosos un parón donde la cotidianidad campe a sus anchas por nuestras vidas. Se trata de un lenguaje imperceptible, carente de palabras, pero lleno de gestos y significado. La bandera blanca ondea orgullosa sobre nuestras almas y el viento de la rutina la agita sin apenas hacer ruido...
Yo creo que los niños necesitan que les proporcionemos cierta rutina en los horarios de comida y aseo, pero supongo que como en todo cada niño es un mundo e igual lo que a uno le va bien, como a tu hija, a otro le supone un límite exagerado. Lo bueno para vosotros es que ya sabéis lo que es mejor para Ana.
ResponderEliminar1. Me temo que ya es una niña, y si no ya me dirás cuando conozcamos a Paula (bienvenida Pau).
ResponderEliminar2. Pues porque mola decir que no paras de hacer cosas diferentes (más que nada para rellenar el facebook,jeje). Bueno, en serio... es cuestión de gustos, pero a mi me encanta nuestra nueva vida "rutinaria".
Mientras siga la rutina, niña; cuando imponga la suya, mujer.
ResponderEliminarVeo que Ana os quiere educar, y lo va a conseguir mejor que nosotros.
ResponderEliminarSeguro que recordarás en las vacaciones de verano lo que nos costaba tener dos horas al día de rutina. De 10 a 11, deberes; y de 16 a 17, siesta. Sabíamos que cada 10 minutos de esas dos horas surgían tus comentarios: "me aburro... cuánto tiempo falta...."
Pero ahora desde la distancia lo añoro...
!Cuánto se cambia!
rutina!!! sí, por favor! es necesaria! si nos la saltamos, bienvenido el caos! Y yo tengo 2!
ResponderEliminarPor otro lado, con 14 meses ya una niña???? No me digas eso que me pongo a llorar, yo quisiera tenerlos siempre de bebés!!!
No te prodigas mucho, Fuelle
ResponderEliminarMucha rutina, mucha rutina y luego por un furancho la rompes sin el más mínimo rubor.
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