martes, 21 de diciembre de 2010

Nos vamos para casa.

Se acabó la seguridad y la incomodidad del hospital: nos mandan a casa. Surgen mil incertidumbres, todas relacionadas con veros solos con vuestro bebé sin el sabio consejo de la enfermera de la planta de pediatría del hospital.

Meteis al bebé en el cuco y os dirigís hacia el coche con una cara de susto importante. Fijas el cuco en los asientos de atrás y cruzas los dedos... ¿conoceis algún conductor/a que vaya más despacio que en ese preciso momento? Como conductor vas temeroso y atento a mil detalles, tanto externos (relacionados con la carretera) como internos (relacionados con cualquier mínimo sonido que emita tu bebé). La velocidad máxima es de 100 por hora y te preguntas: ¿cuál será la velocidad mínima? si puedieras ir a 40 km/h lo harías con gusto, pero formarías una caravana como las del puente de todos los santos... ey, quizás las caravanas las originen papás recién estrenados!. Entrado en la treintena las caravanas me siguen pareciendo un misterio sin resolver, ¿quién será el primero de la caravana? ¿se considerará él que está en una caravana?...

Pero volvamos al asunto del regreso al hogar... al llegar te encuentras la casa tal y como la dejaste en el momento de irte a dar a luz, sin embargo la miras extrañado, no parece que sea la misma casa en la que has vivido hasta ahora. Es bastante probable que hayas dejado un montón de cosas por medio ya que al ponerse tu chica de parto no te has parado a recoger la casa y, al volver, está la mesa puesta para cenar, sartenes sin fregar, la cama sin hacer... joder, es otro mundo! Pero la pregunta que debes formularte es: ¿es la casa la que ha cambiado de dimensión o eres tú el que vienes con otra mirada? La segunda opción se abre ante tus ojos como una revelación (será una de tantas que vivirás en los próximos meses... ¿o quizás años? no os sabría decir, no llego al año de experiencia en estos asuntos).

Podríamos resumir diciendo que al hospital fuisteis siendo una pareja con una vida hecha: un entorno, unas amistades, unas costumbres...; al dar a luz os convertisteis en padres y eso os aportó otro punto de vista, pero es al llegar a casa cuando tomas conciencia de una nueva realidad, no es que fuésemos distintos a la pareja que marchó a todo correr hacia el hospital, sencillamente es que ya no éramos una pareja, en ese momento caes en que sois tres.

1 comentario:

  1. Enriquecer la persperctiva con muchas nuevas miradas significa llenar la vida.
    La rutina es despilfarro.

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