domingo, 5 de diciembre de 2010

Llegó la hora: estamos de parto (volumen 1)

Y cuando digo "estamos" muchas pensarán que los hombres no parimos y en eso llevan toda la razón, sin embargo, creo que la participación activa del padre en esos momentos tan "intensos" es muy interesante.

Pero comencemos por el principio... muchas webs y sobre todo, vuestro ginecólogo os dirán la fecha aproximada del parto: el 9 de Abril. Y ya empezáis a hacer cuentas de todo tipo para esa fecha concreta: que si los días de paternidad no me van a coincidir con el puente (muy típico de nosotros), que si al ser un viernes va a haber caravana para ir al hospital, que si coincide con el cumpleaños de mi prima Carlota... un sinfín de comentarios que se caerán por su propio peso por dos motivos:

1. En el momento del parto no piensas en nada parecido a fechas, calendarios, permisos laborales ni nada por el estilo... estás a lo que estás, que todo vaya bien (eso sí, tu prima Carlota va a estar deseando que coincida con su cumpleaños).

2. Y por encima de todo, la fecha del nacimiento de tu bebé no va a tener nada que ver con la fecha prevista... (dicen que tan solo un 5% de los nacimientos coinciden).

Por cierto, no conozco ninguna futura mamá que no haya dicho: me da a mi que "este/a" se va a adelantar ... deben ser las molestias del final de la gestación que te convierten en pitonisa a la fuerza.

Pero bueno, a lo que vamos, llega el momento, y puede hacerlo de mil maneras. La más inequívoca: romper aguas... (no fue nuestro caso, eso debe ser un show importante). Nosotros estábamos en casa a punto de cenar, y tras una ducha, mi chica me comenta que siente molestias... lo cierto es que ninguno pensábamos que estuviésemos de parto, pero viendo la fecha que era y para curarnos en salud, decidimos ir al hospital para que la exploraran. Tuvimos la agradable idea de meter en el coche la canastilla de la niña y nuestra maleta (creo que esa fue una de las decisiones "aleatorias" más importantes de mi vida).

Al llegar a urgencias comenta que siente dolor y que está de 40 semanas... nosotros, los padres, nos quedamos en la sala de espera y tu pareja, cuando le toca su turno (esto no es como en las pelis en que te meten corriendo a quirófano y sales a los 15 segundos con un bebé de 3 meses en los brazos... no, no, esto es España y todo lleva su tiempo, sobre todo en Sanidad), entra para dentro. Al rato me llaman y me dicen que pase: ya ha dilatado 3 centímetros, os quedáis ingresados... lo que te quedas es sin palabras.

Casi de manera inconsciente sigues al enfermero por los pasillos del hospital hasta la habitación que te asignan... era la 01:00 de la madrugada, todo estaba en silencio y sólo se oían nuestros pasos al tocar el pie en tierra, un silencio agradable que será de los últimos que oigas en los meses venideros... eso sí, diferente a todos los que había sentido a lo largo de mi vida.

3 comentarios:

  1. Mira que lo viví en primera persona, pues aún así lo leo con la emoción del que no sabe como acaba, ¡y toma si lo sé! Ana no podría tener mejor padre.

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  2. Mola mazo el retrodiario. Es muy interesante, emotivo y ameno. Pero creo que será mucho más interesante compararlo con el retrodiario que se escribe en el segundo embarazo. ¿No crees? Además se contaría con el asesoramiento de la hija mayor. Casi me dan ganas de escribir otro retrodiario sobre la abuelez...

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  3. Ey, sería muy interesante un blog-cuaderno de las experiencias vividas por los "yayos" desde un punto de vista "corregido" por las lentes correctoras de dioptrías..., y más teniendo en cuenta que todas las etapas que los papás primerizos experimentamos, ya han sido "aprobadas" y probadas por los jefes de cada familia: los abuelos.

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