Se iba acercando la fecha del nacimiento de mi futura hija, y con ello comenzamos a tomarnos en serio un asunto en el que mezclas ilusión y responsabilidad a partes iguales: confeccionar la canastilla.
En función de que vayas a un hospital público o privado el contenido de la misma varía, del mismo modo ocurre si la fecha prevista del alumbramiento es en una estación del año u otra. Sin embargo lo que siempre ocurre en estos casos es que las guías donde te recomiendan qué llevar están escritas en dos idiomas: el castellano (gorrito, manoplas, pañales, toallas, etc) y un segundo idioma desconocido hasta la fecha: 2 peleles, 3 bodys de manga corta y otro de manga larga, gasas multiusos, crema balsámica, pezoneras... ... para un padre primerizo esto le suena muy raro, donde yo vivo un pelele es un tío simple, un marioneta... pero os aseguro que no tiene nada que ver con un tipo de prenda(he hecho una encuesta entre mis allegados y ningún hombre soltero era conocedor de dicha prenda). Un body... qué quieres que te diga, me quedé un poco en blanco. Y ya con lo de la crema balsámica o las pezoneras no daba crédito... en fin, resulta que vas a cualquier tienda especializada en productos para "Bebés y más" y descubres una nueva realidad, donde cada cosa tiene su nombre... que curiosamente coincide con lo detallado en las guías.
Claro que ya te pica la curiosidad y te adentras algo más en la materia: dices, es el momento, me voy a comprar un libro de cuidados del bebé durante el primer año de vida. Lo que en un principio ves como una idea brillante, al llegar a la sección de puericultura de la librería te das cuenta que te has metido en un fregado importante: hay 125 libros relacionados con el tema, y dices ¿cuál será el indicado para mi futuro bebé? Pues lo cierto es que lo son todos y ninguno, al final compras aquel que tiene una relación calidad-precio interesante... y empiezas a leerlo en casa con una ilusión tremenda. Ahí te das cuenta que de nuevo tienes que echar mano de diccionario o wikipedia: ves términos como mastitis, fontanelas, apiretal, vitamina D, meconio, percentil... y te dices, voy a ser un padre horrible, jamás me aprenderé todos estos términos; acabaré dándole a mi bebé meconio cuando esté malito, le limpiaré el apiretal cuando eche su primera caquita en el hospital o cuidaré que mi mujer no sufra de fontanelas cuando dé el pecho... y con el paso de los meses (una vez más el tiempo hace de maestro) pones cada cosa en su sitio con una naturalidad pasmosa.
Es lo que tiene ser padre, que por muchas guías, libros, wikipedias y matronas de las que eches mano, al final es un sentimiento que te sale solo, y eso es precisamente lo más chulo del tema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario