sábado, 11 de diciembre de 2010

Llegó la hora: estamos de parto (volumen 2)

Nos encontrábamos en la habitación del hospital que nos habían asignado (concretamente dentro del área de maternidad, como es natural). Las contracciones iban en aumento y el papel del papá, más que nunca antes, entra en funcionamiento: cronometrar las contracciones, recordar los tipos de respiración para cada caso y, como no podía ser de otra manera: llamar al servicio de conservación de células del cordón umbilical que habíamos contratado.

El banco de conservación de células del cordón del bebé es un servicio que los papás pueden contratar por un módico precio de entre 1.500 y 2.500 euros del ala. Los distintos bancos que existen en el mercado juegan literalmente con el sentimiento de culpa-responsabilidad de los futuros papás... como futuro papá eres consciente de que te están buscando descaradamente el lado sensible y al final acabas entrando por el aro. Supuestamente, al nacer el bebé sacan sangre del cordón umbilical que contiene células (¿madre?) de vital importancia para curar enfermedades futuras de tu bebé... joder, y piensas, solo falta que no lo contrate y a mi niña le pase algo. Total, que pasas por el aro y transfieres una parte de tus ahorros importante para tal servicio.

Y ahora viene lo cachondo del asunto: cuando tu pareja se pone de parto debes llamar a un teléfono de estos señores para que se persone un enfermero de la compañía en el momento del parto para extraer la sangre en cuestión. Al llamar te dicen que aún no va a ir, ya que un parto desde que se inicia hasta que termina pueden pasar desde 1 hora hasta 18 y no es cuestión de que el enfermero esté allí acompañandoos todo el rato. Llámenos de nuevo cuando haya dilatado 3 centímetros... pasa media hora: ya ha dilatado tres centímetros!... ok, de acuerdo, llámennos cuando la pongan la oxitocina joooder, señora, que es la primera vez que voy a tener un hijo, que mi mujer está con una cara descompuesta que ni se imagina y que por mi cabeza se pasan mil pensamientos que en nada tienen que ver con coger el movil y radiar el parto minuto a minuto... "atenciiioooon, que mi señora parece que va a tener una contracción, sí, señores, sí, en efecto va a tener una contracción, el público se pone en pie y hace la ola en el paritoriooooo". Total que te concentras de nuevo y al poco le ponen la oxitocina: se acerca muy mucho el momento que has estado esperando durante tantas semanas... qué emoción! Peeeero, antes hay que llamar a los señores del banco de sangre para que manden al enfermero. ¿oiga?, sí, que ya la han puesto la oxitocina... ah!, que está el enfermero en 15 minutos, perfecto.

Pero lo peor estaba aún por llegar, aparece un enfermero andaluz que debe ser muy gracioso con sus colegas en el bar con su acento y su gracejo, pero cuando mi mujer está de parto y con unas contracciones de caballo le dio por hacerse el gracioso mientras rellenaba un formulario: ¿Nombre y apellidos de la paciente?... mi chica respondía como podía entre contracción y contracción, y el pavo la hacía preguntas del estilo ¿te duele?, ¿no te pongas así muhé, que no es para tanto, no? De repente nos hace una encuesta porque dice que quiere montar un banco de sangre por su cuenta... me cago en mi prima Carlota, este no conoce a mi mujer, si no tuviera la oxitocina enganchada en la vía, saltaba de la cama y lo dejaba colgado del perchero sangrando al estilo "Very bad things" (película altamente recomendable desde el punto de vista del humor negro). Se tiró el menda hablando con nosotros media hora en el momento más delicado del preparto... al final tuve que hacerle entender que si ya había acabado su trabajo se fuera de la habitación y nos esperase en el paritorio.

Perdonad si me he enrollado con este asunto, pero no concibo cómo pueden existir procedimientos de actuación tan poco preparados y con tan poco tacto en un momento tan importate y estresante en la vida de una persona como es el nacimiento de tu bebé... quizás monte un banco de sangre... pero de la sangre de enfermeros tan infames como el que nos tocó (desde el punto de vista humano, claro está).

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Por cierto, un besazo a mi colega Diego; acaba de nacer hoy tras una dura jornada en que sus papis Alber e Irene tuvieron que soportar, casi con seguridad, la falta de organización y tacto de este sistema de almacenamiento de células madre. Diego, sé bueno con ellos, se lo merecen, hazme caso.

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