Tras una semanas sin pasarme por aquí va siendo hora de enlazar unas lineas.
A Ana ya le hemos puesto el parche, son solo 3 horas al día y vamos alternando un día en cada ojo. Los domingos, tal y como Dios creyó oportuno, hacemos que descanse... aunque no sé muy bien si realmente es un descanso o un castigo para ella. ¡Pues no viene la "muy" a decirnos que quiere que le pongamos el parche y no se lo quitemos! Ya lo decía la canción: la vida pirata la vida mejor y en esas anda la jefa.
Los papás lo llevamos bastante mejor de lo que podíamos pensar, sobre todo viendo que Ana nos lo pone en bandeja.
Por otro lado podríamos decir que la batalla de las rabietas la tenemos controlada, hemos sacado la bandera a paseo y se la hemos instalado a la vista para que vea quién manda en casa. El caso es que Ana no es muy de rendirse, y ha puesto en marcha una nueva estrategia de guerra: el chantaje emocional.
- Ana, vamos a la cama que ya has visto 2 capítulos de Bob Esponja.
- Un ratito más de Bob Esponja y luego a dormir, vale Papa? Por favoooorrrr...
Papá se ablanda, retira la bandera, va a por una servilleta, se limpia las babas y cuando vuelve Ana ya ha visto un capítulo extra de Bob. Y, pensando que su papá es un tonto a las tres, vuelve a repetir:
- Un ratito más de Bob Esponja y luego a dormir, vale Papa? Por favoooorrrr...
Ya no cuela...
Y para finalizar, comenzamos con la etapa loro-payasil. Está cogiendo la habilidad de repetir aquellas palabras comprometedoras para todo papá mal hablado (como lo soy yo en ocasiones); el caso es que el otro día se me escapó un cooooño que anduvo repitiendo los siguientes diez minutos cada vez con una entonación distinta. Ante esto dicen los manuales de educación que hay que pasar de la criatura: ni reírle la gracia ni reñirla... y a mí me entra la risa, para qué nos vamos a engañar, más si cabe cuando su mamá me pone caras de que no me ría, es entonces cuando la carcajada se me empieza a escuchar y Ana se siente en el Club de la Comedia (le falta agarrar el copazo en una mano y el cigarro en la otra).
Por cierto, cada vez que se ríe la entra hipo y con el hipo empieza a eructar y cuando eructa la entra la risa floja... un drama, un bucle de los que deberían aparecer de ejemplo en el diccionario.
Y cómo la haces parar si a tí también te entra la risa! Menos mal que a mi no me da hipo.
Me gusta la genialidad del padre y la de la hija. Esta chica ha salido al abuelo sin duda.
ResponderEliminarLa niña ha sacado lo peor de cada casa, para qué mentir. El único consuelo es que lo peor de cada casa es lo mejor de la mayoría.
ResponderEliminar¡Olé!
EliminarY la ilusión que le hará a Ana leer estas cosas cuando sea mayor... ¡sigue así fuelle!
ResponderEliminarP.d.: Mítico el momento risa contagiosa - hipo - eructo - risa contagiosa
Cuando Ana sea mamá la obligaré a escribir un blog para que sea consciente de lo que cuesta sacar un ratito para escribir. Esto no va a quedar así!
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