
Mi padre y mi suegro siempre han sido tipos dignos, tipos respetados con una reputación social inmaculada. Cada uno, a su manera, nos inculcó una formalidad y un saber estar mediante el modelo educativo del espejo (también llamado modelo de reflejo), sin embargo:
1. Mi padre llega a casa, se va al cuarto de juguetes de Ana, se descalza, se tira al suelo, empieza a hacer pedorretas, que si saco los morros...
2. Mi suegro empieza a dar palmas, que se arranca por bulerías, también se descalza, se pone un tubo-muelle que le cubre todo el cuerpo... es una mezcla entre mari fé de triana y un sin techo de callejeros.
3. Mi madre no ha perdido las formas que tenía antes de ser abuela, siempre ha sido maravillosamente desastrosa. A ver si un día se arranca a dar a su nieta una de sus clases de inglés... nunca se lo agradaceremos lo suficiente.
Pues eso, hace poco me enviaron un correo que decía lo siguiente: sólo cuando eres padre aprendes a ser buen hijo, y sólo cuando eres abuelo aprendes a ser buen padre. Los abuelos de Ana son buenos hijos, buenos padres y buenos abuelos (madre, gracias por el favorazo de hoy!).
Por cierto, hoy he ganado al padel....yiiiba!
Hombre, lo de las pedorretas, palmas y clases de inglés no tiene mucho mérito porque lo ensayaron cuando aprendían a ser padres. Lo de ser buen hijo cuando eres padre, tampoco; porque ya lo llevabas practicando mucho tiempo antes de serlo. Quien de verdad tiene mérito es Ana que, siendo nieta, es una hija perfecta sin ensayo previo. ¿O no?
ResponderEliminarEste blog mola cada día más.
Ayer cuidar de mi nieta supuso una sesión de terapia para la liberación total de mis complejos; pude cantar una nana, el may bony, el corre corre caballito; con una admiradora que no paraba de sonreir,puede hacer gimnasia intensiva porque sabía que tenía que ponerme a tono para seguir su ritmo. Estas actividades con mis hijos supone una sesión de risas que llegan a pararme en seco.
ResponderEliminarPor cierto, casi consigo que diera besitos.
Ana,muchas gracias por esa mañana tan agotadoramente bonita.
Si Ana supiese leer descubriría que nos tiene a todos en el bote. De todas formas creo que ya lo sospecha ¡qué peligro!.
ResponderEliminarMi madre decía que alguna vez que iba a casa de mi abuela sin nosotros (sus dos nietos) mi abuela la miraba con cara rara y le espetaba: ¿a qué has venido? Vamos, que sin nietos a qué venía a esa casa...jajajaja
ResponderEliminarjajajajajaja. Sí, yo he pasado a ser la madre de sus nietos (lo cuál es mucho mejor que cuando estaba embarazada, momento en el que era "el joyerito" porque dentro llevaba a "su joya")
ResponderEliminarjajaja, con lo del joyerito tus padre han ganado un fan en mi persona, qué bueno!
EliminarBienvenida al blog y gracias por comentar!