Muchas veces habreis oido hablar de la depresión post-parto, y muchas deseareis que no os toque cuando llegue el momento. Sin embargo, pocos son los "muchachos" que reparan en este asunto, y es que, en ocasiones, también puede sufrirla el papá...
Quizás llamarla depresión sea demasiado, la palabra que mejor define los dos/tres primeros meses es: desbordamiento.
Como padre primerizo que fui en esos meses, la situación me superaba. Podría decir sin temor a equívoco que no fui feliz. Te dicen que tener un hijo cambia la vida, pero no hasta que punto... bajo mi punto de vista, no es que te cambie la vida, es que la vida que has vivido hasta esa fecha ha sido una, y ahora comienza otra completamente distinta: eres otra persona.
El "sufrimiento" dura pocos meses, pero se te pueden hacer muuuuuy largos: no duermes, estás inseguro, el bebé te exige una atención del 110%, ¿por qué llora?, ¿por qué no llora?, ¿por qué no come?, ¿por qué no echa los gases?, tienes que mantener la casa en orden, tienes que alimentarte (puede sonar a coña, pero cuando estás en esa situación, tus necesidades básicas empiezan a no tener cabida), debes mantener una higiene básica (os costará sacar tiempo hasta para una ducha rápida)... básicamente tienes que mantener tus responsabilidades preparto y añadirle los quehaceres de ser papás... que ocupan el triple de tiempo que las primeras.
Pero, casi sin querer, tu bebé empieza a exigirte menos, duermes un poco más, regresar al trabajo te ayuda a desconectar, aprendes a sacar tiempo de donde antes no había... coño, parece que poco a poco comienzas a recuperar la "normalidad" en tu vida. Aparecen nuevas rutinas que te ayudan a pensar que empiezas a tenerlo controlado.
Han pasado 3 meses, y empiezas a respirar más tranquilo y de nuevo sonries en paz... esto empieza a funcionar, y será cada vez mejor por cada día que pase de ahora en adelante (esa es al menos mi experiencia).
En definitiva, te has acostumbrado a tu bebé, él a ti y a tus ritmos, y por encima de todo: has asumido que tu vida ha dado un giro de 360% literales. Todo pasa por ahí, hasta que no asumas que tienes una nueva vida y dejes la anterior en casa de tus padres (ya tendrás momentos de ir a buscarla en alguna visita que les hagas), no empezarás a ser feliz. Hay personas que asumen el cambio antes y otras después, en mi caso fueron 3 meses, ni uno más ni uno menos...
Hola Fuelle. He visto que has mencionado mi blog en tu lista de agradecimientos. Soy seguidora tuya desde hace varias semanas y quiero decirte que me encanta la perspectiva de padre que aportas a este mundillo bloguero sobre la maternidad. Además, tienes un puntillo irónico muy divertido. Gracias por la mención y enhorabuena por atreverte a hablar de tu experiencia como padre.
ResponderEliminarEn esos momentos tener una persona de confianza que te apoye es fundamental, y si esa persona es tu pareja, mejor que mejor. Son días de inseguridad y horas de sueño pendientes en los que, casi sin darte cuenta, te estás convirtiendo en padre.
ResponderEliminarEs algo así como si "nos saliesen los dientes" como padres... duele, puede que incluso te de fiebre, pero una vez salen ¡se te olvida lo mal que lo pasaste esos días!
El papel del padre está infravalorado. Es mucho más que los tópicos de: pone la semillita, alivia los antojos, agarra la mano de la parturienta, reparte puros a los familiares y juega con el bebé.
ResponderEliminarRealmente... ¿qué no puede hacer el padre que haga la madre?... ¿dar el pecho?, pues esa es solo una entre un millón.
Ole por los padres que se lo curran, que viven la paternidad y la disfrutan.
Buenas Mamá Mimosa, gracias por los elogios. También sigo tu blog y te deseo que en 2011 se cumplan todos tus propósitos... especialmente aquel que más deseas. También me ha hecho gracias uno de tus "minipropósitos": respetar más a mi marido... jeje, ese ha estado bien, el primer paso es proponérselo y el segundo que tu chico se lo gane.
ResponderEliminarEn cuanto a los que comentan Ele y la "sufridora", decirlas que en efecto existen muchas maneras de tomarse la paternidad. Yo elegí el lado sufridor y exclavo del asunto... (me he pasado un poco, lo asumo) pero no me arrepiento, así todo lo que viene ahora me parece poco.
De hecho esta noche, a causa de unos mocos traidores en la naricilla y garganta de mi hija, sólo hemos dormido 2 horas y media, pero lo llevo con mucho orgullo y un dolor de cabeza de la misma proporción que el orgullo.
Pero, estoy seguro que al salir de casa por las mañanas, llamas la atención por tu estado de Felicidad y orgullo........ de padre y esposo.
ResponderEliminarCon el segundo mucho mejor.