martes, 29 de marzo de 2016

Jesús Calleja es un dominguero


Hola Jesús, siento comunicarte la reflexión a la que he llegado tras años de experiencias sufridas en primera persona: eres un dominguero de esos que van al campo con su cesta de mimbre y su mantel a cuadros. Marchas a la montaña más alta y aislada del Nepal, a nadar con tiburones a Sudáfrica o a bucear en los zenotes más inexplorados y desconocidos de México, vas con todo tu equipo de expertos, accesorios de última generación, teléfonos vía satélite, pero te falta el ingrediente más relevante para hacer de tus viajes una aventura al filo de lo imposible: dos hijos de 1 y 5 años de carácter inquieto.

Te animo a que planifiques el próximo desafío extremo: Desayuno en el centro comercial con “la Muy y el niño Tractor”. Básicamente trata de elegir un sábado cualquiera del mes y premiarte por la larga semana de trabajo con un desayuno a full: café con leche, zumo de naranja, huevos revueltos, bacon, tortitas, patatas fritas, churros... suena muy apetitoso e idílico, pero ahora toca contar la verdad.

Jesús Calleja es despertado por los primeros rayos de sol que atraviesan su ventana desprovista de persianas en el albergue de montañeros del campo base del Kanchenjunga. Entre bostezos se viste cumpliendo meticulosamente con la rutina de ponerse cada capa de ropa en el orden establecido para un clima tan severo al que se va a enfrentar.

A un servidor no lo despiertan los rayos de sol, es muy probable que el niño Tractor se aproxime sigiloso a nuestra cama mientras dormimos, arrime su cara a 3 cm. de la mía y, con los ojos muy abiertos y habiendo exhalado durante dos segundos todo el aire que cupiera en sus pulmones, profiriese un grito: PAPÁAAAAA! Ya está, son las 7:15 y el mundo se pone en marcha. Nosotros también seguimos nuestras rutinas para vestirnos: básicamente consiste en perseguir a Little Dani por toda la casa como si fuéramos leonas que van a cazar una gacela. No creáis que una vez capturado es una presa fácil, el tío vocifera y se zafa todo lo que puede.
Jesús Calleja se prepara un café con leche aguado en una cafetera vieja llena de abolladuras y lo acompaña con unas tostadas de poco valor nutricional. Mientras desayuna planifica la ruta del día, observa detenidamente las cumbres de la cordillera que va a escalar y charla distraído con el resto del equipo sobre qué ruta será la más adecuada para afrontar el reto... así, “a lo fácil, a lo cómodo”.

Somos los primeros seres humanos que entran al centro comercial. La distancia a recorrer desde el parking hasta la cafetería es de apenas 150 metros: 7ª Planta Menaje del Hogar. El primer tramo transcurre entre toallas, sábanas y fundas nórdicas de lo más variopinto pero claro, sabiamente, los tipos que estudian esto del marketing deciden poner a la vista las sábanas de "La Patrulla Cansina" (como diría la Sra. Endorfina) y ahí surge el primer conflicto: Dani se aferra a una de las sábanas y decide que sean una con él, son inseparables. Aquí ya os aviso de que la telepatía entre hijos y padres existe, porque cuando pensamos en ir a quitárselas él ya ha empezado a correr pasillo arriba como si no hubiera un mañana. Tras una pelea propia de los barrios más marginales de Michigan, le conseguimos quitar las sábanas. Dani reflexiona por unas décimas de segundo y decide arrojarse al suelo del pasillo como forma de protesta.

Próxima estación: mobiliario de hogar. La Muy decide que se ha cansado de andar y escala con sus crampones al sofá más caro de toda la tienda. El niño Tractor, que lo observa, decide dejar su protesta a ras de suelo y, con los ojos inyectados en sangre, corre hacia su hermana cual Yeti apunto de capturar a la pieza más deseada. Los dos se enzarzan en un combate sin cuartel en el que el ganador, por aplastante mayoría, es el niño Yeti. 

Entramos a la cafetería, elegantemente decorada tras su renovación de estilo hace apenas un año. Las vistas merecen la pena, pero eso a mis garrapatas les da igual… hay unas cortinas metálicas que se encargan de separar ambientes y eso es una provocación para cualquier niño con ciertas inquietudes. Los míos, que lo quedarse sentados y tranquilos es una asignatura que han decidido dejar para septiembre, empiezan a cruzar las cortinas a todo correr estorbando a esos jubilados/as que están tomando su desayuno con su recientemente conquistada tranquilidad. En ese punto ya has decidido que la actividad de riesgo acabe por sí sola, ¿cuándo?, en el momento en que uno de los dos se tropieza y cae de cabeza contra el suelo. Fin del combate, de hecho, es probable que el hermano sano se solidarice con su colega de juerga y empiece a llorar de forma desconsolada sobrecogido por el chichón del otro.

Traen el desayuno, mis Little se sientan y por unos instantes son los hijos modélicos que todo padre querría tener. A Dani le das un churro con la idea de que se vaya entreteniendo y puedas desayunar con cierta paz… error, en el momento en que ve a su hermana comiendo huevos revueltos escupe el churro que tenía en la boca y vuelve a convertirse en el Yeti para pedir el mismo bocado que su hermana. Como Little Ana no comparte te toca darle de tu plato… da igual la época del año en la que estés, en ese momento ya estás sudando como si hubieras corrido la maratón de Nueva York. 

¡Zumo de naranja! Por fin, ese momento no te lo quita nadie, coges el vaso y, cuando estás a punto de dar el primer trago, el niño Yeti ha decidido que, además de carnívoro, es frugívoro y empieza a emitir sonidos guturales que indican que ese zumo es suyo.

Total, que cuando terminas de desayunar eso parece un campo de batalla, hay restos de churro masticados, polvos del colacao esparcidos por la mesa, manchas de café que se ha salido del plato y unas ojeras que te llegan hasta la comisura de la boca.
Mientras escribo estas últimas líneas se ha sentado detrás de mí el Sr. Gretzky y lee con atención.

Gretzky: eres un pusilánime Alcolea, ya se te ha olvidado que tú también fuiste niño e hiciste las mismas cosas de las que ahora te quejas.

Yo: ey Gret, si solo pido tener una mañana sin el carrusel de emociones que te aportan éstos cuando salimos por ahí a comer. Que tan pronto soy feliz, como al rato me alteran, luego me río a carcajadas con alguna ocurrencia que han tenido, al segundo me sacan de quicio…

G: tú aún no te has enterado en qué consiste la paternidad, ¿a qué no? La paternidad es como un viaje a un país desconocido, agota mientras lo realizas, pero deja un poso inolvidable una vez has vuelto a casa. A veces es difícil saborear cada momento del viaje, pero incluso en el cansancio debes sacar esos momentos de felicidad, que los hay y muchos.

Yo: a veces creo que no me dieron el pasaporte…

G: el pasaporte lo sacaste tú hace casi 6 años y creeme si te digo que no lo haces del todo mal.

10 comentarios:

  1. El señor Gret... (como se llame) es un sabio y tiene mucha razón. Te lo digo yo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El señor Gret tiene mucho de los Alcolea... quizá el tercer o cuarto apellido tenga algo que ver.

      Eliminar
  2. jajajaja, muy bueno. Yo con ellos voy en modo batalla total, pq la cosa suele acabar así, el churro pegado a mi chaqueta, el chocolate en mi camisa.... Me flipa esas madres divinas que salen impecables, siempre me pregunté si vuelven como yo vuelvo a casa después de un día por ahí con ellos. Aunque yo equiparo siempre el nivel de mi suciedad con el nivel de que los tios se lo han pasado genial.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy de acuerdo! Deberíamos crear una unidad de medida para la felicidad que tenga como punto de partida: habitaciones desordenadas, caras y ropa sucia, moratones en las piernas. Te compro la idea!
      Gracias por pasarte y se bienvenida. Al fondo tengo pastas y cacique.

      Eliminar
  3. Jajajajajajaja ja. Muchas gracias, ya tengo el humor que necesitaba para arrancar el día.
    Y haz caso a Gret y al Avó, tienen experiencia y saben de lo que hablan.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué haríamos sin el humor Irene! Una vía de escape tan recurrida y con tan poco reconocimiento entre los "loqueros". Menos pastillas y más monólogos.

      Eliminar
  4. Qué apañao Gretzky, se une a la diversión hasta en el centro comercial x)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gretzky va siempre con nosotros, aunque muchas veces no nos demos cuenta. Ahora bien, no le puede pillar de sorpresa porque todos llevamos un Sr. gretzky a nuestras espaldas, se lo puedo asegurar.

      Eliminar
  5. Qué majo Gretzky.
    Yo, con esto de los desayunos, me conformo con que nadie se derrame el zumo por encima...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nosotros ya asumimos como daño colateral esas cosas... son batallas que conviene perder con la idea de ganar la guerra a largo plazo.

      Eliminar