Las rabietas de papá.

Hola a todos, soy Ana y tengo dos años. Mi papá no sabe que sé acceder a su cuenta de blogger desde el teléfono, el "Muy" piensa que estoy en la aplicación de Clan.

Por lo que tengo entendido mi papá se asoma por aquí de vez en cuando para desahogarse y para explicar su punto de vista particular de la paternidad. Se cree muy importante por eso de ser papá pero ser la hija de un "Alcolea", que así nos apellidamos, tampoco es nada fácil.

Tengo que decir que papi es un poco impaciente y últimamente me preocupan sus rabietas: se suelen producir cuando me porto un poco mal, pero solo un poquito. El tío se enfada mucho; bueno, mejor dicho, se enfadaba, porque ahora le ha dado por tirar a la basura todo aquello que resbala de mis manos dos veces seguidas; yo creo que ha pactado con el basurero un reembolso del 50% del precio del juguete porque no es ni medio normal, al final el chico que recoge la basura va a montar un Imaginarium con mis juguetes.

El otro día se me cayeron Pocoyó y el mando espacial (él dice que es un mando a distancia, pero yo lo llamo espacial porque tiene muchos botones y cuando sepa manejarlo me voy a ir al cielo por una estrella, que desde el suelo no llego), pues eso, que Pocoyó y el mando espacial se me habían derramado de las manos y el "Muy" me dijo que lo recogiese inmediatamente. A mí se me cayó un "no" de la boca, que os aseguro que fue casi sin querer, y va el tío y coge a Pocoyó para tirarlo a la basura. Viendo que le estaba entrando una de sus rabietas decidí coger el mando espacial no fuera a ser que se le ocurriera también tirarlo. Fui tras él a ver si podía recuperar el muñeco del cubo y, no me digáis porqué, se me subió solo el volumen de la voz: parecía que estaba gritando!. Él no parecía comprender que se me había subido solo el volumen de la voz y empezó a poner una cara cada vez más rabietosa, menudo genio me está sacando el "Muy"... total, que para hacerle reaccionar decidí arrojar el mando espacial a la basura.

Ahora me doy cuenta que quizá fue una decisión poco meditada, que estando papá como estaba en un estado de ansiedad galopante, lo menos que podía ocurrir era que el mando espacial se quedase junto a Pocoyó en el cubo de la basura.

Así que niños y niñas, si cuando tengáis 2 años, vuestros papás comienzan con las rabietas, lo mejor es no hacerles caso, ignorarles y, en casos extremos, tampoco está de más que busquéis medidas improvisadas, dejaos llevar por vuestra intuición aunque, tal y como habéis podido ver con mi caso, estas acciones repentinas y poco meditadas conllevan no pocos riesgos. El único efecto secundario es que el volumen de vuestra voz puede aumentar de forma repentina, os escuezan los ojos y el lagrimal se os descontrole, pero es un precio bajo a cambio de que vuestros papás se relajen y vuelvan a ser los de siempre.

Por cierto, Pocoyó y el mando espacial volvieron a aparecer por la noche en mi cuarto, debe de ser que el señor de la basura les encontró alguna tara y por eso no se los llevó.