viernes, 12 de noviembre de 2010

Primer plato, segundo plato y postre...

Pues eso, tras una fase inicial de estupor y felicidad (por ese orden), la situación vuelve a complicarse. Tu pareja empieza a tener nauseas matutinas y, en cierta medida, os hace ilusión vivir experiencias propias de un embarazo... ha sido un embarazo tan deseado!

Sin embargo en algunas ocasiones, las nauseas matutinas piden una prórroga que dura todo el día y parte de la noche, por lo que los vómitos y el malestar se van a instalar en tu casa durante un tiempo.

Miras en internet, consultas con la matrona, hablas con la familia y amigos... te recomiendan mil dietas, cientos de trucos y decenas de consejos: comer una galleta salada en ayunas, hacer cinco comidas, nada de alimentos gaseosos ni pesados, paseos diarios y paciencia son algunos de los parabienes que te sueltan propios y extraños... al final te das cuenta que sólo el último de ellos es el que realmente "va a misa".

Evidentemente el padre se esfuerza en hacer cinco comidas elaboradas al día, todas hechas con el mayor de los amores. Platos sencillos, delicados, cocidos, al vapor, crudos... te conviertes en el Arzak de la dieta gestacional, y a los pocos minutos te conviertes en el limpia baños de cualquier discoteca, ayudando a tu señora a expulsar de la mejor manera los alimentos y limpiando aquellos desperfectos que el embarazo ocasiona en la pulcritud de la vivienda.

Limpias la casa, la desinfectas, haces las tareas domésticas, das paseos eternos... en definitiva, pasas a ser la persona "perfecta" que nunca has sido, y sobre todo, que nunca te han pedido que fueras.

Asi que te pasas un par de meses sufriendo como un cabrón pensando que lo que haces va a conseguir que tu futuro bebé y, sobre todo, tu pareja tengan un comienzo de embarazo estable y sin incidencias... dándote cuenta al final de todo este periodo que lo mejor que hubieras podido hacer es seguir siendo ese chico mediocre (domésticamente hablando) pero de buen corazón...

Sobre todo seguid teniendo eso: buen corazón... os hará falta un buen músculo en el pecho para el momento en que "os poneis de parto"... pero, como en otras ocasiones, esa ya será otra batalla. Por el momento la guerra parece que toma una pausa con olor a victoria y tranquilidad.

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